jueves, 17 de julio de 2014

¿Es posible una sociedad que no sea de consumo?

Imaginemos una sociedad en la que, por un acuerdo general, tácito o explícito, solo fabrica y consume productos necesarios, útiles o eficaces. No se fabrican ni, por tanto, tampoco se consumen productos que considerados inútiles, superfluos o innecesarios. En estas categorías, entran, por ejemplo, muchos de los productos de higiene y cuidado personal que nosotros, en nuestras sociedades, sí consumimos: cremas, champúes, geles de mil colores, etc. También entran otras cosas como los productos de limpieza, la comida procesada, los envases desechables, etc. ¿Y los coches, los teléfonos móviles, los libros o los cohetes espaciales? ¿También entrarían en la categoría de productos innecesarios? Bueno, eso dependería de lo que esa sociedad hipotética considerara necesario, útil y eficaz. Vamos a suponer que se trata de una sociedad que, aun siendo bastante sobria en lo material, no tiene un modo de vida espartano, y valora como necesario para la realización personal el esparcimiento que proporcionan los libros, el conocimiento que proporcionan los cohetes o Internet, y la comodidad que proporcionan los coches. ¿Diríamos que una sociedad así es una sociedad de consumo?