viernes, 7 de febrero de 2014

La neotenia y la racionalidad

La neotenia es el estado de un organismo que se caracteriza por la madurez del aparato reproductor y, a la vez, la inmadurez o el retardo en el desarrollo del resto del cuerpo. Es decir, se trata de la conservación de ciertos rasgos juveniles pero con un aparato reproductor propio de un individuo adulto. La neotenia afecta a algunas especies concretas, mientras que a otras muy parecidas, no. Así, por ejemplo, hay una especie de salamandra cuyos individuos padecen neotenia (llegan a la madurez sexual en su fase larval), mientras que los individuos de otras especies muy cercanas no la padecen. La reflexión en torno al fenómeno de la neotenia es interesante para el caso del ser humano. ¿Somos una especie con neotenia?

Bueno, según algunos, sí. Si comparamos a los seres humanos con los otros primates (a los que, como se sabe, estamos muy próximos), apreciamos, en los primeros, ciertos rasgos neoténicos o más propios de crías: cráneo redondeado, cara pequeña, hocico no protuberante, etc. Esto ha dado pie a la defensa de la existencia de la neotenia en la especie humana. Hasta cierto punto, todos podemos apreciar que es verdad que, en nuestra especie, se alcanza antes la capacidad reproductora que la madurez como adulto (muchos individuos de 12 ó 13 años pueden reproducirse pero su organismo aún no ha acabado de crecer y formarse completamente). En particular, la parte más, digamos, interesante del organismo, el cerebro, no está plenamente desarrollada cuando alcanzamos la madurez reproductora.

¿Cuándo está el cerebro plenamente desarrollado? No se sabe; a lo mejor nunca. Por eso quizá somos una especie poco acabada, con habilidades y aptitudes abiertas. Nuestro cerebro es capaz de aprender prácticamente durante toda la vida. Podemos estar siempre aprendiendo, como los niños o las crías de otras especies. Si esto es así, ¿vamos a desperdiciar esta característica, actuando siempre igual, creyendo siempre lo mismo, o vamos a aprovecharla para cuestionarnos nuestra conducta y nuestras creencias? Aprovechemos la plasticidad de nuestras estructuras cerebrales para seguir aprendiendo y cuestionando. Para llegar a ser animales racionales.

2 comentarios:

  1. Describes muy bien el panorama, es un estado totalmente animal en estado puro, sin evolucionar.
    Solo el instinto animal de procrear mueve a la mayoría, de ahí la neotenia.
    El cerebro está en pleno desarrollo, creo que el cuerpo poco va ha variar ya, la evolución deberá seguir por lo visto caminos de la psiquis y la espiritualidad, es decir la evolución será cerebral, estando ahora en un estado primario aún, siento frustración por no llegar a sentir lo venidero dentro de unos miles de años…
    Me quedo con tu final: “Aprovechemos la plasticidad de nuestras estructuras cerebrales para seguir aprendiendo y cuestionando. Para llegar a ser animales racionales.” Y añadiría: “Y espirituales, pues cuanto más nos separemos o controlemos la cadenas animales que aún nos atan, mejor será para la evolución”.
    Un abrazo

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    1. Gracias, Avalón, por tus aportaciones. Desde luego parece que el cerebro humano tiene aún muchas posibilidades inexploradas. Pero lo más urgente es empezar a aplicar la razón en aquello a lo que sí llegamos ahora. De ello depende que podamos vivir mejor tanto individual como colectivamente.

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