jueves, 9 de enero de 2014

La cultura dominante

¿Por qué, más allá de los gustos locales o personales, el ideal actual de belleza femenina en prácticamente todo el mundo consiste en una mujer rubia, alta, estilizada, con ojos claros? ¿Por qué la música que más triunfa y vende en el mundo, en líneas generales y salvo excepciones, es música (blanca) procedente de países anglosajones? ¿Por qué las modas, tendencias, estilos de vida, etc. se generan en EEUU o en Inglaterra fundamentalmente? Y en ámbitos más importantes, ¿por qué los países anglosajones no sólo suelen estar a la cabeza de los avances científicos sino que, además, suelen marcar las pautas hoy en día en campos en que los recursos económicos no son importantes, como la literatura o la teoría económica? ¿Por qué, en definitiva, su cultura parece más guay o mejor? Pues sencillamente porque es la cultura dominante. Es decir, no es que su cultura domine en el planeta porque sea superior, sino que acaba siendo considerada superior porque es la que se nos impone. En eso consiste la propia imposición. Cómo ha llegado a tener lugar esta imposición es otro tema, aunque a nadie se le escapa que tiene que ver con el poderío económico y, por tanto, también militar, desde épocas no muy lejanas.

Me interesa destacar el aspecto de la imposición y relacionarlo con el dominio económico porque veo que todavía a menudo hay gente que se asombra de que los mejores cerebros, las innovaciones, la creatividad, etc. siempre provengan de allí. Como si fueran más capaces que el resto y, por eso, fueran por delante; cuando la realidad es que, al ir por delante por otros motivos (que tienen que ver con la fuerza), nos hacen creer que tienen más talento. Detentar el poder es también tener la facultad de esconder su origen violento, atribuyendo ese poder a ciertas cualidades loables superiores de las que carecen los que no tienen ese poder. Así, la cultura dominante acaba siendo simplemente la cultura; el resto de visiones del mundo son folklóricas[1], meros exotismos o culturas a remolque.

Un ejemplo banal que ilustra bien esto es el caso de los premios Grammy. Están los premios Grammy normales y los Grammy latinos, como si la música cantada en español (aunque sea producida en EEUU) no estuviera dentro de la categoría música a secas. Y, claro, los premios Grammy con prestigio son los normales; los latinos son como de consolación, de una categoría inferior. Del mismo modo, dentro de los premios Grammy a secas, están las categorías de mejor álbum y de mejor álbum de R&B. Dejando de lado lo cuestionable de la categorización por estilos de la música, el único sentido que tiene esa distinción es separar la música que se quiere considerar propiamente anglosajona (el pop blanco) de la música llamada ‘negra’ que se atribuye a un sector considerado minoritario y que no sería el máximo exponente de esa cultura.

¿Qué pasaría si suprimieran las categorías de consolación y, simplemente, tuvieran que premiar el mejor álbum de un cierto año, independientemente de si es R&B o si está cantado en español? Sí, que siempre ganaría lo mismo: un grupo o cantante de pop blanco. ¿Y ganaría siempre lo mismo porque es mejor que lo demás? Esto es más que dudoso, pues, por una mera cuestión estadística, el talento está repartido. Por eso, cuando nos planteemos la supuesta superioridad objetiva del mundo anglosajón, debemos preguntarnos por su origen y su subjetividad, pues la razón nos indica que el talento no conoce esas barreras y otra cultura podría haber sido la dominante, imponiéndonos la música, la moda, la innovación.


[1] Del inglés, ‘folklore’

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