miércoles, 4 de septiembre de 2013

El ser humano y los otros animales

El homo sapiens es un animal especial, o al menos así nos lo parece a los homo sapiens… Pero no tan especial como para dejar de ser un animal con muchas características en común con el resto de animales. Algo que llama la atención es cómo hoy en día se han impuesto ciertas ideas que contribuyen, pretendidamente o no, a considerarnos más alejados de lo que estamos del reino animal, aplicando diferentes criterios cuando pensamos en nosotros mismos y cuando pensamos en el resto de los animales. Veamos, a modo de ejemplo, algunas de estas ideas:

(i) Es normal tener algún achaque aun siendo joven. Mucha gente cree que no es raro tener algún achaque, una enfermedad menor cronificada o un estado de forma física flojito a partir de los 40 años. Y, aunque es verdad que se puede ser joven y tener alguna enfermedad crónica, con el nivel y la actual esperanza de vida en los países occidentales, tendría que ser anómalo tener algún achaque (incluso leve) antes de los 65 ó 70 años. Cuando pensamos en los animales, en cambio, nos parece lo más normal del mundo que mientras no sean viejos, aunque hayan pasado ya la mitad de su vida, estén sanos y fuertes. ¿Por qué no habríamos de aplicar esto mismo a los seres humanos? Quizá pensamos diferente en nuestro caso porque actualmente no llevamos el tipo de vida acorde con nuestra naturaleza que nos permitiría vivir sin achaques; algo hacemos mal que los animales salvajes –cuando les dejamos- hacen bien. Lo raro es que no nos preguntemos qué es lo que hacemos mal y por qué un animal salvaje en condiciones normales está sano y fuerte, y muchos de nosotros no. [Del mismo modo, hay que preguntarse por qué estamos gordos, por qué usamos gafas, etc.]

(ii) Es normal tomar una pastilla para cualquier contratiempo. Aunque seguramente no llevamos el tipo de vida que nos permite estar todo lo sanos y fuertes que podríamos estar, también sucede que a menudo le echamos mucho cuento y en seguida recurrimos a la pastillita. A veces las pastillas son necesarias o recomendables, pero otras muchas veces, no. Mucha gente toma pastillas -o se aplica cremas, aerosoles, gotas, etc.- cuando se da un golpe, cuando tiene un ligero resfriado, ante el mínimo dolor… Y, en cambio, nos parece bien no atiborrar con medicamentos a los animales si no es necesario. Ciertos contratiempos en nuestro estado de salud no requieren más que el tiempo necesario para pasarlos. [Es curioso, además, cómo mucha gente cree firmemente que los animales tienen una capacidad para el sufrimiento muy superior a nosotros. Pero, ¿por qué el hombre tendría que estar peor dotado en este sentido?]

(iii) El calzado preferible ha de tener algo de tacón. Muchas personas repiten este consejo que les ha dado el médico, y lo justifican apelando a una mayor amortiguación respecto a un calzado plano, etc. Ahora bien, si esto fuera verdad, ¿no chirriaría demasiado al lado del calzado ideal que suponemos para el resto de animales? Consideramos que la naturaleza ya dio a los animales un soporte con la forma adecuada para andar, correr y hacer todo lo que tienen que hacer los animales. En cambio, en el caso del hombre, la naturaleza es tan imperfecta que no sólo no podemos ir descalzos (sería malo para nosotros), sino que ni siquiera la forma de nuestros talones es la más adecuada para realizar nuestras actividades.

(iv) El médico (o el experto de turno) tiene que guiar a la madre durante el parto. ¿Desde cuándo se considera normal esto? Consideramos que los animales saben parir, pero el ser humano, no. Creo que no es necesario hacer más comentarios.

Es irónico que, con el mundo tan irracional que hemos creado, hayamos dejado de considerarnos animales para algunas cosas elementales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario