martes, 6 de agosto de 2013

¿Incentivar el consumo irracional?


Supongamos que un individuo, A, tiene 10 camisetas para ir alternando. Todas están en buen estado, y, además, tienen un corte y unos colores atemporales, aunque con una media de 7 años de antigüedad. A no necesita más ropa. ¿Es racional animar a A a que compre algo que no necesita?

Imaginemos ahora que B es una persona que, movida por ciertas razones, ha decidido dejar de usar algunos productos considerados de higiene y cuidado personal como colonias, desodorantes, cremas, etc. Al cabo de un tiempo, comprueba, con un cierto asombro inicial, que esos productos no han servido nunca ni para ir más limpio ni para ser más guapo. En tal situación hipotética, ¿qué argumento podría presentar alguien para incentivar a B a consumir esos productos?

Supongamos ahora que C acaba de mudarse a su nuevo piso de alquiler. Los muebles de su antiguo piso son perfectamente funcionales aunque, ciertamente, no encajan con las nuevas tendencias. C tiene diferentes opciones: puede comprar muebles nuevos, puede cambiar el aspecto de los viejos por un bajo coste o puede no hacer nada y quedarse con los muebles viejos funcionales. ¿Por qué la primera opción iba a ser mejor para C que las otras, en particular si el valor que concede a las tendencias es relativo?

Sin embargo, estamos en un mundo en el que todo parece animar a consumir irracionalmente. Nadie obliga a A, B o C a comprar lo que no necesitan, pero la publicidad, los analistas, el gobierno, los políticos y hasta algunos allegados hablan como si fuera deseable comprar lo innecesario. Deseable, ¿ para quién? ¿Para A, B o C?

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